Hace unos meses escribí un post acerca del peligro de fiarlo todo a los designios del divino, específicamente ponerse en sus omnipotentes manos a la hora de coger el volante.
Esa entrada estaba ambientada en México, pero en ella comenté que seguramente podrían verse casos iguales por estos lares. Hoy he encontrado uno, en mi barrio. Un coche de un vecino tenía este críptico bumpersticker:
(la imagen es bajada de Intenné, no pude hacerle foto al coche, pero el adhesivo era clavaíto a este)
Digo yo que si necesitas que te guíe alguien, igual es mejor comprarse un TomTom que fiarse a las capacidades orientaticias de la Santina, que me da que de Picos de Europa pa bajo no conoce bien las calles e igual os perdéis.
Que ya lo dijo Cela, que “si la Santina ye piquiñina y galana, que se joda”.
El Oraculador Precoz 